Unity Baptist Church

Summertown, TN

El Divorcio y El Volverse a Casar en la Biblia

Por Randall J. Runions

Dios odia el divorcio, tal y como está escrito en Malaquía 2:14-16. Él lo detesta porque es el resultado del pecado en la humanidad. Esto involucra la infidelidad al pacto del matrimonio al cuál las dos personas se habían comprometido. Cuando se realiza le divorcio siempre hay consecuencias para los integrantes del matrimonio y para los hijos. El divorcio, según las Escrituras, es permitido únicamente como resultado del pecado de las personas. El divorcio no es parte del plan original de Dios para el matrimonio. Todos los Cristianos deben odiar el divorcio tanto como Dios lo hace, y solo debe ser aprobado de acuerdo a lo establecido en las Escrituras. Nosotros no vivimos en un mundo ideal, por lo tanto, el divorcio es una realidad. Con la ayuda de Dios, aún los casos más severos pueden sobrevivir a los peores pecados. Debe ser entendido, que toma ambas partes estar de acuerdo para hacer funcionar un matrimonio. Si uno de los cónyuges no desea que la relación funcione, no hay nada más que la otra parte pueda hacer excepto orar.

En Mateo 19:3-9 Cristo dá enseñanzas claras acerca del divorcio e instruye que éste es una acomodación al pecado del hombre, el cual violó el propósito original de Dios para la unidad íntima y la permanencia del lazo del matrimonio, Génesis 2:24. Jesús enfatizó que el divorcio solo fue permitido por causa de “la dureza del corazón del hombre,” Mateo 19:9. El divorcio legal fue una concesión al cónyuge fiel en la relación debido al pecado sexual, desersión o abandono del cónyuge pecador. Esto liberaba al cónyuge fiel, quien no era obligado a seguir casado, Mateo 5:31; 19:9; I Corintios 7:12-15. (Aunque el Señor Jesucristo sí dijo que el divorcio está permitido en algunas situaciones, debemos recordar que su punto principal en la enseñanza era corregir las ideas Judías de que ellos se podían divorciar por cualquier causa según lo enseñaba el rabí Hillel, Mateo 19:3, y para mostrarles la gravedad de obtener un divorcio pecaminoso.) Si las dos personas son Cristianas el divorcio nunca debe ser una opción un la relación. Si el divorcio llega alguna vez a ser considerado, entonces, hay algunas circunstancias específicas que lo autorizan, y debe ser hecho como la última opción donde no había ningún otro recurso. Estas consideraciones serán discutidas más adelante.

Bases Para el Divorcio en el Nuevo Testamento

Las únicas bases para el divorcio en el Nuevo Testamento son 1) Pecados sexuales y 2) Desersión por un cónyuge incrédulo. La primera base se encuentra en Mateo 5:32; 19:9. La palabra griega es “porneia,” de la cual nosotros tomamos la palabra pornografía en español. Ésta implica pecados sexuales tales como el adulterio, la homosexualidad, bestialidad, el incesto y otros pecados sexuales detestables que la Internet ha traído a nuestros hogares. Cuando un cónyuge viola la unidad y la intimidad del matrimonio por el pecado incurre en abandonar la obligación de pacto (promesa). El cónyuge fiel es puesto en una situación difícil, el cual no debe ser castigado por los hechos de la parte culpable. Si todos los recursos se han agotado para traer a la parte culpable al arrepentimiento, la Biblia le otorga la liberación o divorcio al cónyuge fiel. Estamos viviendo en un tiempo donde los pecados sexuales abundan y quedarse en la relación podría traer la muerte a través de enfermedades al conyugue fiel.

La segunda razón para otorgar el divorcio en el Nuevo Testamento es una que es frecuentemente ignorada o sobresaltada. Consiste cuando un cónyuge incrédulo no desea vivir con su esposo (a) creyente, I Corintios 7:12-15. Por causa de que “Dios nos ha llamado a la paz” (v. 15), el divorcio es permitido y puede ser preferible en esta situación. Cuando un cónyuge incrédulo desea irse, ¿cómo podemos hacerle quedar? ¿Acaso hay que rogarles para que se queden cuando no tienen ningún deseo de continuar la relación? Recuerde que es por el testimonio Cristiano que ellos desean irse en primer lugar. Tratar de mantenerlos en la relación solo creará más tensión y conflicto. El cónyuge incrédulo quizá trate que el creyente fiel viole los principios de las Escrituras como una condición para que el inconverso (sin regeneración) se quede en la relación matrimonial aun cuando al final éste se vaya de todas maneras. Recuerde que siempre es mejor obedecer a Dios antes que a los hombres. Si el incrédulo abandona el matrimonio permanentemente pero no está dispuesto a iniciar los papeles del divorcio (quizá por razones de estilo de vida, irresponsabilidad, o para evitar obligaciones monetarias), entonces el creyente estaría en una situación imposible de tener obligaciones legales y morales que no podría cumplir. Por causa de que “el Hermano o la hermana no está sujeto a servidumbre en tales casos” (I Corintios 7:15) y que, por lo tanto, no tiene la obligación de continuar casado, el creyente puede comenzar el proceso de divorcio sin temor de desagradar a Dios. Aquí es donde la ignorancia usualmente se atravieza y comienza a culpar al cónyuge fiel, aunque Dios no.

La Posibilidad de Volverse a Casar

Volverse a casar es permitido por el cónyuge fiel sólo cuando el divorcio tiene bases Bíblicas. De hecho, el propósito del divorcio Bíblico es dejar en claro de que el cónyuge fiel es libre de volverse a casar, pero sólo en el Señor (Romanos 7:1-3, I Corintios 7:39). El divorcio es la muerte de un matrimonio. Cuando la parte inocente se vuelve a casar, de acuerdo a las Escrituras, nunca se le vé como un polígamo, bígamo, o de tener otro esposo viviendo como algunos afirman.

Aquellos que se han divorciado bajo cualquier otra circumstancia han pecado contra Dios y su respectivo cónyuge, y si se vuelven a casar eso sería considerado un acto de “adulterio” (Marcos 10:11-12). Este no es un estado de adulterio ni están viviendo en adulterio. Por causa de esto I Corintios 7:10-11 dice que una mujer incrédula que se divorcia pecaminosamente debe “mantenerse sin casar o que se reconcilie con el esposo.” Si esta mujer se arrepiente genuinamente entonces eso debe expresarse en buscar reconciliarse con su exesposo (Mateo 5:23-24). Lo mismo aplica para el hombre que se divorcia por rezones no Bíblicas (1 Corintios 7:11). La única forma permisible para que esa persona se vuelva a casar sin violar las Escrituras es que se vuelva a casar su excónyugue, o que pruebe que sea un incrédulo, o que su exesposo(a) muera. Estos casos harían la reconciliación imposible. No debe irse de vuelta a su excónyugue que se ha vuelto a casar y esperar a que deje a su actual esposo, como algunos han sugerido.

La Biblia también dá una advertencia a aquellos que están considerando casarse con un divorciado. Si el divorcio no fue basado en lo establecido en las Eescrituras y existe alguna posibilidad de reconciliación, la persona que se case con este divorciado es considerado un adúltero (Marcos 10:12).

El Papel de la Iglesia en el Asunto del Divorcio

Si un Cristiano busca el divorcio por alguna razón fuera de la Biblia, el se expone a la disciplina de la iglesia. Él motivo detrás de esto es que él ha rechazado abiertamente las enseñanzas de las Escrituras. Si una persona dice ser Cristiano y pertenece a la asamblea local, entonces él estará incurriendo en la disciplinade la iglesia. El que se haya divorciado por razones no Bíblicas y se vuelva a casar es culpable de adulterio. Dios no permitió el divorcio desde un principio (mateo 5:32; marcos 10:11-12). Los pasos para la disciplina de la iglesia están descritos en Mateo 18:15-17. Yo personalmente creo que si la iglesia se involucrara más en los matrimonies y ayudara a las familias a mantenerse unidas, menos divorcios ocurrirían. La iglesia también podría asistir en determinar la parte inocente de la culpable. Esto sería de gran ánimo a los fieles porque vivimos en un tiempo de muchos dedos acusadores. En caso tal de que el divorcio continúe y se lleve a cabo, la iglesia podría apoyar al cónyuge fiel e inocente, y traer disciplina al culpable. Esto le permitiría al inocente tener la bendición de la iglesia y no ser visto como alguien que no hizo lo suficiente para preservar el matrimonio. Si el culpable, quien profesa ser Cristiano, viola el pacto matrimonial y rehúsa a arrepentirse, las escrituras instruyen que éste sea tratado como un incrédulo y sea puesto fuera de la comunidad de la iglesia. Esto significa que sea removido del registro de la iglesia (v. 17). En esta situación el cónyuge fiel es libre de divorciarse de acuerdo con lo provisto en I Corintios 7:15. Antes de que el divorcio ocurra bajo estas condiciones, debe permitirse un tiempo razonable en caso de que haya alguna posibilidad de que el cónyuge fiel regrese debido a la disciplina impuesta por la iglesia. La razón última de la disciplina en la iglesia es para que el culpable se arrepienta.

Yo creo que el liderazgo en la asamblea local debería ayudar a los creyentes solteros que han pasado por los dolores del divorcio para que entiendan Bíblicamente su situación, especialmente en los casos donde las enseñanzas Bíblicas no sean claras. El liderazgo debe decidir si alguno o ambos cónyuges podrían considerarse Cristianos cuando se divorciaron. Esta aplicación afectará su situación actual (I Corintios 7:17-24). Nosotros vivimos en una sociedad que se moviliza y hay personas que se transfieren de una iglesia a otra. La mayoría de las iglesias no practican la disciplina. Es posible que el liderazgo de la iglesia pueda considerarse Cristiano o incrédulo por causa de su continua desobediencia. En Algunos casos esto afectaría los principios Bíblicos establecidos en I Corintios 7:15; II Corintios 6:14.

Divorcio, Preconversión

De acuerdo con I Corintios 7:20-27 no hay nada en la salvación que demande un estado social o marital en particular. El apóstol Pablo, por lo tanto, instruye a los creyentes a reconocer que Dios en su providencia permite las circunstancias por las que ellos atravezaron cuando vinieron a Cristo. Si fueron salvos durante el matrimonio entonces ellos no deben divorciarse (aunque éste sea permitido en bases Bíblicas). Si ellos fueron salvos cuando estaban divorciados, y si no pueden reconciliarse con su anterior cónyuge porque ese esposo(a) es un incrédulo o se volvió a casar, entonces ellos estarán en la libertad de seguir solteros o de casarse con otro creyente (I Corintios 7:39; II Corintios 6:16).

Arrepentimiento y Perdón

En los casos donde el divorcio se llevó a cabo con bases no Bíblicas y en los que el cónyuge culpable se arrepiente después, la gracia de Dios está en efecto en el punto de arrepentimiento. Una señal de arrepentimiento verdadero será un deseo de seguir I Corintios 7:10-11. Lo cuál involucraría una disposición de buscar reconciliación con el anterior esposo, si es posible. Si la reconciliación no es posible, porque el anterior esposo es un incrédulo o se volvió a casar, entonces el creyente perdonado puede buscar otra relación bajo la cuidadosa guía y consejo del liderazgo de la iglesia.

En casos en que un creyente se divorció con bases no Bíblicas y se volvió a casar, él o ella es culpable de adulterio hasta que ese pecado sea confesado (Marcos 10:11-12) y que no haya nada mas en las Escrituras que indique alguna otra cosa aparte de ésa. De ese momento en adelante el creyente debe continuar en su actual matrimonio.

Este material no debe considerarse como un estudio exhaustivo en el tema pero será discutido con más profundidad en otra ocasión.